Comemos con ansiedad porque no sabemos regular nuestras emociones, porque aprendimos incluso a muy temprana edad que cuando nos sentíamos tristes, aburridos o enojados nuestros padres nos recompensaban con comida, ya fuera un helado, galleta, hamburguesa para que nos sintiéramos mejor.
Y como logras sentirte mejor, tu cerebro graba que cuando te sientas triste, aburrido, o cansado las papas, chocolates, panes, o galletas son el camino más rápido para salir de ahí. Ya que tu cerebro funciona como un waze (la aplicación para que llegues más rápido a cualquier lugar)el va a buscar la vía más rápida de forma impulsiva, sin importar si te hace daño o no.
Porque no te ha pasado que estás cansad@ o estresado o triste incluso aburrido y te vienen pensamientos como:
¡Qué rico seria comer unos chocolates!
¡Qué ganas de un pan!
¡Voy por mis papas favoritas!
¡Voy entrar en mi aplicación de comida a ver qué hay de comer rico!
Y es que cuando no te sientes bien, no es que pienses exactamente en comer algo nutritivo, algo que le haga bien a tu cuerpo….
No, piensas es en comer pan, torta, postres, helados, alimentos que si te das cuenta tienen sabores intensos muy agradables, que te van a dar una satisfacción inmediata!
“El placer paga rápido, pero cobra intereses altos”
A la comida entonces, le pedimos todo!
Que nos acompañe cuando nos sentimos solos.
Y claro de esta manera se convierte en el centro de tu universo, y claro, en el remedio perfecto para aliviar la ansiedad y el estrés que sientes en tu día a día.
El problema fundamental de la ansiedad es que se vive como en la casa de los sustos las 24 horas, catastrofizando toda situación, proyectando un futuro que muchas veces no pasa, pero que para tu mente sí puede pasar.
Entonces cada vez que te imaginas uno de estos futuros terribles, te sientes mal, y de forma impulsiva vas a buscar algo de comer que te alivie esa sensación desagradable, porque nos han enseñado que sentirnos mal, es lo peor del mundo!
Que hay que huir como sea y lo más rápido posible, ignorando que las emociones pasan, van perdiendo intensidad y que mejor vale la pena, aprender a pensar distinto acerca de una situación que nos genera estrés, sin catastrofizar ni dramatizar lo que nos ocurre.
Por eso, abordar la ansiedad por comer desde un enfoque mental, con estrategias psicólogicas y no solo abordar desde lo físico, es ir a la raíz del problema, y tener resultados que permanezcan en el tiempo.
Porque ya sabes:
“La ansiedad es la mente yendo más rápido que la vida. El estrés es un estado ignorante, cree que todo es una emergencia”.
Aprender a distinguir cúando tenemos hambre de verdad y cuándo son ganas de comer, va a impedir que comamos innecesariamente, y que no sumemos más calorías de las que necesitamos.
Hambre física:
Aparece por una demanda de nutrientes y energía en tu cuerpo.
Comes cualquier alimento, porque es una necesidad fisiológica.
Hambre emocional:
Aumento de peso: empiezas a comer más de lo que necesita tu cuerpo, así que vas a reservar el exceso de calorías como grasa corporal. Por otra parte cuando comes por ansiedad, generalmente buscas alimentos ricos en calorías, grasas y azúcares, lo que te llevará a subir de peso más fácilmente.
Vas a ir perdiendo la capacidad de saciarte: el estómago es un músculo, si gradualmente le vas dando más y más comida, el irá agrandándose, por lo que cada vez irás necesitando más cantidad de comida, para sentirte saciado.
Ciclos de culpa y vergüenza: Comer por ansiedad a menudo conduce a sentimientos de culpa o vergüenza después de comer, lo que puede agravar aún más la ansiedad. Este ciclo emocional negativo puede ser difícil de romper y afectar la autoestima.
Problemas digestivos: Comer rápido y sin masticar bien puede provocar problemas digestivos como indigestión, hinchazón, y malestar estomacal. Además, el estrés y la ansiedad pueden agravar condiciones como el síndrome del intestino irritable.
Problemas con tu autoestima e imagen corporal: Al ir subiendo de peso, vas a empezar a rechazar tu imagen corporal, con conductas como dejar de comprar ropa, evadir incluso reuniones sociales para evitar comentarios sobre tu peso.
Fatiga y letargo: Comer en respuesta a la ansiedad, especialmente alimentos procesados y ricos en carbohidratos, puede provocar picos y caídas de azúcar en sangre, lo que lleva a una sensación de fatiga y letargo después de comer.
Aumento de la ansiedad: Irónicamente, comer por ansiedad puede aumentar la ansiedad a largo plazo, ya que el malestar físico y los sentimientos de culpa te llevan de nuevo a comer más para apagar esas sensaciones para caer nuevamente en la culpa, así que se vuelve un círculo vicioso que se alimenta una y otra vez.
Diversifica el placer: encuentra actividades que te generen mucho bienestar como leer, ver una película, oír música, ver un video que te guste, hablar con alguien que te divierta, hacer alguna manualidad, escuchar un podcast, escribir, dar un paseo… para que vayas enseñando a tu cerebro que hay otras opciones de sentirse bien, sin necesidad de recurrir a la comida.
Entrena tu fuerza de voluntad: acostúmbrate a hacer cosas que te cuesten trabajo como hacer filas muy largas de personas para pagar algo sabiendo que hay filas mas cortas, deja tu carro lejos del lugar al que vas, báñate con agua helada un día muy frío, deja un poco de comida a pesar de que está delicioso.
Identifica cuáles son tus detonantes para comer de más: Piensa qué situaciones, personas detonan tus deseos de comer de más, hay personas por ejemplo el cansancio les genera hambre, o quizás tienes un compañero en el trabajo que siempre está sugiriendo comprar algo para comer en la tarde, o quizás el ver aplicaciones de comida te despierta la gula. El identificarlo, es un paso muy importante.
Espera 15 minutos: Cuando quieras comer, no lo hagas, no sigas el impulso por al menos 15 minutos, porque ese tiempo es el que tarda una emoción en bajar su nivel de intensidad. Así que si resistes este tiempo, la emoción estará mucho más controlada y dará paso a la razón, para que puedas tomar el mando a través del pensamiento reflexivo de si quieres en verdad comer o no, o si hay otras formas de manejar esos antojos que tienes.
“Nos enseñaron a leer y a escribir, ¡pero no a comer!
Finalmente:
“No confundas la puerta de la felicidad con la puerta de la nevera!
María Claudia Pinzón, Psicóloga con amplia experiencia en Psicología de la Nutrición, certificada por el Nutritional Coaching Institute de Barcelona, España, y certificada en el método de Banda Gástrica Virtual, aborda el sobrepeso desde un enfoque mental para ayudarte a cambiar tu relación con la comida, a través de hipnosis, coaching nutricional y terapia breve estratégica
Disminuyendo la ansiedad y el deseo de estar comiendo, mientras programa a nivel mental nuevos hábitos de alimentación.
Además te da estrategias para manejar las emociones que te llevan a comer de más, y lo más importante: con resultados que se sostienen en el tiempo.