La realidad virtual ayuda al paciente a trasladarse a una situación que le genera ansiedad o puede sumergirlo dentro de un entorno que le transmite paz y tranquilidad. De este modo el paciente ya no tiene que imaginarse una determinada situación, sino que simplemente la observa como si fuera real, de forma gradual y personalizada, razón por la cual mejora más rápidamente y a la vez que puede observar sus progresos a través del feedback continuo que recibe, y sin costos mayores como suele incurrir cuando por ejemplo el paciente tiene que viajar de forma continua (resultando muy costoso) para superar la fobia a los aviones, tan común en la actualidad.

De tal forma que el paciente se expondrá a las situaciones u objetos temidos que le generan algún tipo de ansiedad, supervisado siempre por el psicólogo, quien irá enseñándole técnicas de relajación y construirá, junto con el paciente, las cogniciones (pensamientos), para que este sea capaz de gestionar cada vez mejor sus fobias, y las supere.